domingo, 13 de enero de 2013

CAPILLA PRESBITERIANA (13)

En lo tocante a su situación económica, hemos podido constatar, le fue respetado por la Compañía el salario inicial con el que se le contrató, además de continuarle el complemento de £150 que se le había asignado como Jefe de Escuelas y, aún en 1920, se le incrementó hasta sumar £525/año, considerable cantidad que poco pudo disfrutar ya que a mediados de 1921 se vio obligado a viajar a Inglaterra para consultas médicas.

Comenzaba el declive físico de su persona, cuya muerte acaeció allá en su tierra, el 31 de Julio de ese mismo año.

Sencilla lápida ubica su enterramiento en el Cementerio de Bandon Hill, en Wallington, Surrey (Inglaterra) reseñando la denominación de otras soleadas tierras a las que, indudablemente, amó. Madrid y Rio Tinto.
Su hijo, John Wilson, fallecido en 1942 le acompaña en el reposo final.

CAPILLA PRESBITERIANA (12)

Por otra parte, Mr. Browning, inmerso en duros conflictos laborales con el Sindicato Minero, desde 1912, sopesó el juego que podría dar el clero católico a sus intereses, no incomodándole y, si no muy afecto a la política sostenida por él, al menos pretendía neutralizarlo, no provocando fútiles litigios.

Como quiera fuese, el nombramiento como Jefe de Escuelas recayó en Low quien a partir de 1914 sustituyó al Rvd. Jameson en  dicha responsabilidad.
Con el flamante Jefe comenzó pues, la “contrarreforma”.

Quienes hayan leído todo lo referido en estos “plomizos apuntes” tal vez puedan comprender los sentimientos del tantas veces citado, Rvd. Jameson quien al producirse su relevo debió limitarse a ejercer el pastorado en la Capilla de Bella Vista y, probablemente, lamentar en silencio y humildemente abatido, en el interior del pequeño templo, el desencanto sufrido pero con tremenda dignidad.

CAPILLA PRESBITERIANA (11)

                                                                                                                     
Aquellas escuelas que ocupaban lugar preferente en los sentimientos de Jameson, le serían con el tiempo, causa también de tristeza.
Cuando en 1914 estaba más afianzado el ideario de enseñanza en ellas, cuya semilla sembró el evangelista Mr. Bain, pocos años antes de que el Presidente de la Compañía  Mr. Matheson,  decidiese implantarlas en las Minas y Huelva, habían arraigado, al transcurrir los años, en gran parte de la población pero, no obstante, se intuían cambios de incierto porvenir.

Muerto Matheson que había impregnado de paternalismo personal ó filosofía propia los asuntos de la Mina,  secundado por los Directores bajo su mandato, estos comenzaban a ser llevados con menos indulgencia (si alguna vez la hubo) y más pragmatismo por los sucesivos Directores.
Bien es cierto que, ante la expansión protestante, la inquietud del clero católico hacia una contraria doctrina fue tomada muy en serio y, su tradicional influencia en todas las capas de la sociedad española donde era indiscutible su liderazgo, se dejaría sentir.

Es necesario introducir en el citado contexto, la llegada del nuevo Director de la Compañía en 1908; Mr. Browning (ya citado anteriormente) personaje que tomaría e impondría sus decisiones en todo negocio relacionado con la explotación y, por supuesto, intervenir muy activamente –como así sucedió- en el panorama social
Al siguiente año del comienzo de su gestión, ordenó (no sabemos precisar si fue motivada a presiones de índole religiosa ó aprovechada para reducir costes) la clausura de las Escuelas dependientes de la Empresa en Huelva. Era la primavera de 1909.
No sería desacertado pensar que la tajante disposición la adoptó para no abrir un frente de confrontación, inútil para los vitales intereses mineros que pudiesen “distraer” atención del mismo. Pero como bola de nieve lanzada de alta cúspide, la cuestión de las Escuelas protestantes de la Compañía había comenzado a rodar.
A más, quizá sea racional suponer que pudo actuar de ariete la toma de posición en dicho asunto del influyente Arcipreste de Huelva, González García, que a fin de contrarrestar el avance evangelista, fundó las Escuelas del Sagrado Corazón por aquellas fechas.

Pasados pocos años, pero dentro de similar contexto, fue promovido en 1914, a Jefe de la Agencia de Trabajo (Oficina de personal de la Cía,.que entendía no sólo en la contratación de trabajadores, sus viviendas y todo lo relacionado laboral y socialmente con ellos) Mr. Richard Sutherland Low, católico practicante, cuyo cometido, además de lo ya expresado, vendría a ser, ejecutora mano derecha del Director, Browning.
Dado a favorecer la causa católica-romana y previendo llegase a Nerva una comunidad de monjas de la Caridad,  para atender a hijos de los numerosos obreros de dicho municipio, comenzó una campaña para sustituir al profesorado de las Escuelas protestantes por los de católica confesión.
Hacia 1917 los propósitos de Mr. Low debieron estar tan elaborados que la Dirección valoró la propuesta del cambio religioso aprovechándola a su vez para sutilmente venderla como propia limpieza de imagen, de cara a la galería, mostrando con ello su “condescendencia con las peticiones populares”   

CAPILLA PRESBITERIANA (10)

                                                                                                                      
Significativa consecuencia se derivó de aquél evento que no pasó desapercibido para el Director de las Minas, Mr. Walter Browning, al descubrirle un nuevo yacimiento de mano de obra barata que explotaría en 1916 al contratar al práctico forestal danés, Kay Hase, acordando emplearían a escolares y mujeres que lo desearan, en la plantación de semillas (piñones) –pino mediterráneo- mediante la apertura de hoyos, con espiochas, por los baldíos campos propiedad de la Compañía, asignándoseles el “módico precio” de 0.50/jornada.
Al brotar, The Rio Tinto Co., podría demostrar que todas las tierras no habían sido tan esquilmadas por las calcinaciones de las “teleras”,  con lo cual, ello le eximía de posible indemnizaciones reclamadas por terceros que pudiesen alegar perjuicios basados en los pretéritos humos arrojados por aquellas.

De tal modo, la riqueza forestal en el futuro que debía incrementar el activo empresarial,  tendría enorme rentabilidad frente a la paupérrima inversión inicial, sin excluir (aunque ello no se tuviese en cuenta o calculase en aquel presente) el beneficio que representaría para el medio ambiental.

En la actualidad, cuando contemplamos los pinares que rodean el entorno de Rio Tinto, es de justicia reconocer que la idea de celebrar el Dia del árbol, instituido en España hacia 1904 por RD 11-3 , tuvo como ejecutores de sus beneficios a jóvenes escolares, hijos de mineros y cuyo remoto animador fue un clérigo escocés llamado John Jameson.

El seguimiento del personaje nos lleva a detenernos en escueta nota de prensa que, nuestro amigo, Sr. Moreno Bolaños, cual incansable investigador, halló en el Diario de Huelva de 8-1-1909 de la cual se desprende la creación en Minas de Rio Tinto, de una Sociedad de Socorros Mutuos llamada LA PERSEVERANCIA y en la que aparece como Presidente Honorario, D. Juan Jameson.
Fácil concluir, también, que a extramuros de Bella Vista, su sensibilidad quedaba de manifiesto con finalidad social, tan necesaria en una época donde las prestaciones a los trabajadores brillaban por su ausencia, incidiendo tal vez en ello, el diario contacto con escolares, hijos de trabajadores y subsiguiente carestía material que estos padecían y aquejaba a sus familias.
Sobresaliendo las preocupaciones que pudieron asaltarle, ocupó destacado lugar la supervisión de las Escuelas con la consecuente formación y aprovechamiento del alumnado y, a fin de estimular a estos, frecuentemente tomaba parte en los exámenes refrendando certificaciones, a manera de diplomas, que se les facilitaba al término de las pruebas.
No es baladí que los alumnos de aquellos años en los que el índice de analfabetismo era elevado en la provincia de Huelva  (2)  una de las quintas de mozos de Rio Tinto, -67 alistados en el Ejército de Africa en 1921- la totalidad de sus componentes estuviesen alfabetizados, habiendo pasado exámenes en las Escuelas de la Compañía.


            (2) Porcentaje y años: 60% en 1900; 57% en 1910; 50% en 1920 (cifras citadas por Jesús Ventura
                Fernández. Univ. De Huelva. Elaborados sobre datos de Vilanova y Moreno)

LA CAPILLA PRESBITERIANA (9)


                                                                                                                                
Fueron necesarios sus servicios pastorales cuando ocurrió el 3 de Noviembre de 1913 el catastrófico incendio del Pozo Alicia, donde resultaron 5 ingleses muertos y 2 españoles.
A los cadáveres de F.W.Drewett y G.H.Wilson, les acompañó en el tren de la Compañía, donde fueron trasladados al Cementerio de San Sebastián (Huelva) ante los cuales rezó las correspondientes oraciones y, a su inmediato regreso, se ocupó de oficiar los funerales de Robert Sach y Edwin Wilson que quedaron sepultados en el Cementerio de Bella Vista.
El 5º fallecido, John Gilbert era católico y su sepelio se llevó a cabo en el antiguo cementerio del pueblo, como igualmente lo fueron los dos españoles, Luís Márquez Gómez y Lucas Millán López. (Actualmente los restos de J.Gilbert reposan en el Cementerio Municipal de Zalamea la Real)

No dejó de conmover a la comunidad inglesa, en la que estaba comprendido J.Jameson, el atentado perpetrado en la persona de Mr. Austen Lindon, católico, el 17 de Mayo de 1915, por el obrero zalameño, José Márquez Domínguez quien, utilizando arma blanca, apuñaló al inglés,  con resultado de pérdida de vida por hemorragia.

Otro triste suceso y, más cercano por su vecindad, se dio en el Nº 15 de Bella Vista (Recuérdese que Jameson vivía en el Nº 14) el 29 de Junio de 1915, cuando el Ingeniero Mecánico, John William Ellis se suicidó disparándose con arma de fuego con resultado de dislaseración del cerebro (Tumba Nº 6 del Cementerio de Bella Vista)
Como en la mayoría de casos de esa naturaleza, nunca se suele conocer la causa  que mueve al sujeto y, por supuesto, quedaron en olvido –si es que los llegaron a hacer- los comentarios de su escocesa esposa, Jean Alkinson, ni de su sirvienta, Teresa Sánchez.
En este lugar, tan cercano por vecindad, tampoco debió faltarle intervención al Rvd. Jameson.

Pero meditando, sosegadamente, sobre la humana naturaleza y muy alejado de desear imponer opinión propia, creemos que en la vida de cualquier semejante, como en uno mismo, alterna la sensación de tristeza con otra distinta, -dependiendo del estado anímico- que conlleva a lo contrario y, así, de manera rotatoria, ambas se suceden.

Al hilo de lo que antecede, pudo ser motivo gozoso para J, Jameson, como Jefe de Escuelas, el éxito que tuvo la concentración, organizada por él y llevada a cabo el 23 de Abril de 1915 protagonizada por 520 alumnos de las escuelas de las barriadas, con motivo del “Día del árbol” (1)  celebrada en la explanada de Alto Mesa (Plaza del Dr. Letamendi) con asistencia de numeroso público donde el Maestro D. Elías Eximeno Chaves, disertó acerca de la importancia y beneficios que representan para la humanidad los árboles y plantas.
En ella intervino, como precoz alumno, el niño Manolo Chaparro Wert (Años después, nuestro querido D. Manuel, Maestro Nacional, Juez de Paz, etc) leyendo un escrito alusivo a la belleza y necesidad del árbol en los pueblos.


            (1)  Periódico: “La Provincia” 25.4.1915

LA CAPILLA PRESBITERIANA, 8

                                                                                                                                 
Si grande la responsabilidad del Rvd. Jameson sobre la enseñanza, no menor la inquietud demostrada exponiendo al Secretario de la Compañía, en Londres, lo escrito el 25 de Abril de 1911, con el ruego de que le hiciese llegar al Presidente, sobre la  disconformidad sentida con determinadas normas que estimaba eran desacertadas en la política de la docencia por parte de los directivos de la misma Compañía en las Minas y, remarcando la utilidad que podría obtenerse de una adecuada potenciación y aprovechamiento de los escolares, orientándolos como aprendices, para emplearlos en el futuro en interés del negocio minero.

Con ello dejaba al margen, ignorándolo, al mismísimo Mr. Browning, Director Gral entonces, de cuyo poder y voluntad nadie podía sustraerse en Rio Tinto entre los años 1908-1927
Delicado riesgo abría corrido si el destinatario del escrito lo hubiese puesto en conocimiento del autócrata Director. No obstante, parece se impuso la discreción del Secretario/Consejero, Mr. MacFarlane

Este último le contestó días después, 1 de Mayo, no muy de acuerdo con sus apreciaciones y asegurándole que tanto al Presidente, como a él mismo, en nada les cambiaba el concepto y valoración que tenían del papel, dentro de la repetida política de la empresa desempeñada en la escolarización y, sugiriéndole, al tiempo, que en el futuro intercambiase sus puntos de vista con el Director.

Se infiere que aquella respuesta fue toda una llamada a la prudencia para mantener la cohesión y disciplina jerárquica, aunque se tratarse de hacerlo a persona de especial relevancia espiritual de la colonia.

Incidiendo en esas dos décadas en las que permaneció en Rio Tinto, en su condición de Capellán de Bella Vista, es probable que sus sentimientos de dolor no debieron limitarse a la pérdida personal que más debió afectarle por el fallecimiento de su esposa porque, en varias ocasiones volvieron a asaltarle, si no con tanta intensidad, cuando la tragedia se cernía en compatriotas, feligreses al fin, a los que con frecuencia trataba.

Así, distintos sucesos necesitarían su intervención personal. Por consiguiente, hubo de asistir y, presumimos que consolar, a la viuda del irlandés Gerald O´Farrell Brady quien falleció a consecuencia del accidente ferroviario (arrollado por una locomotora) EL 24 de Junio de 1910 en el apeadero de Bella Vista, -ramal de Zalamea-

No terminarían los “sobresaltos” en la colonia, salpicada por aquellos convulsos primeros años del siglo, al ser agredido con arma blanca el Ayudante Ingeniero, J.E. Gowland, suceso acaecido el 21 de Mayo de 1913 protagonizado por el obrero, Antonio Rocha García, con resultado, según pronóstico, grave.

LA CAPILLA PRESBITERIANA (7)

                                                                                                                                                   
Llamativa de atención es la cifra de asistencia a la Escuela Dominical, representativa de casi un 60% sobre el total general. Huelva incluida.
Tan alto porcentaje afianza, junto a la confesión o militancia del profesorado de las mismas Escuelas, la denominación de “Protestantes” (1)

Como quedó dicho, son datos referidos al primer año del siglo XX y pudieron estar vigentes ó, posiblemente aumentados, en cuanto a matriculación más numerosa, en los seis o siete años que le sucedieron y, a la luz de ello pensar que,  al margen de asumir la responsabilidad de dirección, era terreno ya abonado para fomentar las aspiraciones e ideales del Rvd. Jameson.

En cuanto al cuadro de profesores, según detalle escrito del Rvd. John Jeffrey, Presidente del Comité de Escuelas de la misma Compañía, referido a 1897, es significativo para concluir que, en la época, el retiro o jubilación de estos era muy prolongada por diferentes causas –muchas de ellas conocidas- principalmente por la percepción de una exigua pensión. De modo que parece válida para determinar que la plantilla citada por J. Jeffrey, precisamente en ese año y seguidamente relacionada, continuaba en vigor o ligeramente modificada cuando Jameson asumió la Jefatura de la enseñanza:

            EN MINA:-
                        Maestro                       José Contreras García
                        Maestra                       Carolina Ortiz Morillas (infantiles)
                        Maestra Auxiliar          María Carpio Vázquez (niños)

            LA NAYA:-
                        Maestro                       Manuel García Carmona

            ATALAYA:-
                        Maestro                       Francisco Hierro Caro

            ALTO MESA:-
                        Maestro                       Joaquín Palomo Antunez

            EL VALLE:-
                        Maestra                       Guadalupe Jiménez de los Santos

(Desafortunadamente desconocemos los nombres de muchas Auxiliares que se ocupaban de los grupos de niñas en cada barriada pero, al menos una, siempre cubrió un aula a las órdenes del Maestro Principal)
           
(1) Con la finalidad de no extendernos  en este concepto, sugerimos sea consultada la Tesis del Prof. Romero Muiñoz, Univer. De Huelva, sobre la “Enseñanza Primaria en Huelva de 1900 a 1923; aspectos didácticos y organizativos”. Aunque referidos a Huelva.capital, es similar a la enseñanza en Rio Tinto.

CAPILLA PRESBITERIANA (6)

Conocemos una interesante carta, fechada en Rio Tinto el 12 de Noviembre de 1907 del Rvd. David MacDonald, dirigida al Presidente de la Compañía, Sr. Charles Fielding que, examinada, merece una explicación su contenido: Como anteriormente se indicó, MacDonald fue el primer Capellán contratado por la Compañía para dirigir los servicios religiosos de sus empleados en Rio Tinto. Permaneció allí desde Julio de 1883 hasta Febrero de 1887 cuando dimitió al haber contraído su esposa una enfermedad coronaria. En la repetida fecha de 1907 se encontraba de visita (parece verosímil, invitado por el mismo Presidente, “para conocer sus opiniones”, pues ambos, probablemente, se sabían amigos desde sus tiempos en la Mina) en la que, a la vez que agradecía la amable hospitalidad recibida durante su estancia, precisaba algún que otro sustancioso comentario. Uno de ellos hacía referencia a nuestro personaje, como el que sigue: “Mr. Jameson may not be a great preacher, but he seems to me a specially fit man. He knows Spanish like no other on the Staff” (Mr. Jameson puede no ser un gran predicador, pero me parece un hombre especialmente conveniente. El sabe español como ningún otro del Staff) ¿Podría interpretarse como sutil recomendación? Quizás carezca de lógica moviéndonos en el campo de la especulación pero, casualmente, no deja de llamar la atención que, justo un año después, (1908) el salario de Jameson fuese incrementado en £150 por haber tomado a su cargo la enseñanza en todas las Escuelas de la Compañía (Jefe Inspector) Bien es cierto que desde 10 de Octubre de 1906, fecha en que causó baja el Maestro Mr. W.J.MacCarthy, se le pidió se hiciese cargo de ellas en las aldeas. Algo que había acariciado desde tiempo, valorándolo como lanzadera para el proselitismo.
De la responsabilidad inherente a su nombramiento, puede ser orientativo el cuadro del alumnado matriculado en las Escuelas de la Compañía que se adjunta, pues aunque referido a ocho años antes (1900) dan idea del número de acogidos a la enseñanza. En todo caso, para obtener una aproximación, habría que detraer el número de alumnos pertenecientes a Huelva, pero a la vez, adicionar los de nuevo ingreso, hijos de trabajadores que causaron “alta” en la cercana explotación de Corta Atalaya (1907). Posiblemente, la cifra total de matriculación sería muy coincidente o quizás superada, al total de asistencia detallado en dicho cuadro. Incidiendo en la lectura de matriculación y asistencia detallada en el repetido cuadro anterior, destaca la columna “Sunday School”. Es la denominación, comúnmente empleada en el léxico protestante anglosajón y se aplica, monotemáticamente, en clases de domingo dedicándolo sólo al estudio e interpretación de la Biblia, siendo algo más formalista que las explicaciones sobre dicho tema formulada en las clases de entre semana donde se alterna .con otras materias

sábado, 12 de enero de 2013

LA CAPILLA PRESBITERIANA (5)

(La familia Jameson en 1875: De pié su padre Mr. Jonh Wilson Jameson; Sentado a la drcha, el Rvd. J.Jameson; inmediatamente delante de él, su esposa, Marianne Alexa, sosteniendo a la hija Jeanie: a la izq. de pie Jane Stevenson Carr, hermana al lado de su esposo, sentado, Rvd. George B. Carr que sostiene a su hijo William.: sentada en el centro la prima, McGIlchrist y sobre sus rodillas Jeannie Carr, hija del matrimonio Carr)
 
Claro le quedó que en “su iglesia”, al igual que en otros lugares a los que acudiese, siempre tendría preferencia de asiento, en la primera bancada, el escasamente humilde y bastante soberbio, Mr. William Arthur Carlyle, aquel canadiense de Hamilton –Ontario- que con dura mano y prepotente actitud, administraba todo lo tocante al territorio minero siendo, por entonces, Director Gral del establecimiento.

Como habitual, en cualquier campamento minero, encontró entre la variopinta congregación extranjera, a ingenieros, médicos, químicos, capataces, mineros prácticos y, en general, empleados del staff de la Compañía, personas –no todas- de buenos principios y cumplidores de los deberes religiosos, en tanto que otros ni asistían a los servicios dominicales y, por consiguiente, difíciles de ser calificados por él.
Pero ninguno de ellos desanimaron  nunca su predisposición, alto ideal y buena hombría, (según testimonio de Antonio Rodríguez, expresado en el obituario de “España Evangélica” de 15, Septiembre 1921) para postergar la finalidad que interiormente abrigaba.

Una desgracia familiar hubo de encarar pocos meses después de su llegada a Rio Tinto. Concretamente, el 1 de Febrero de 1902 su esposa fallecía como consecuencia de enfermedad renal (albuminuria). El cadáver de la finada, al ser protestante, fue trasladado a Huelva –antiguo cementerio de San Sebastián- que, al desaparecer y ser sustituido por el de La Soledad, los restos, se supone, fueron trasladados años después a éste último, como en otros casos se procedió.
Es de mencionar que familiares interesados en su localización, posteriormente, no han logrado encontrar el lugar, hasta hoy, donde los restos estén ubicados. Por tanto, se nos ocurre debe ser asunto parecido, -uno más- a la reciente “memoria histórica” de este país….

Sobre la función específica para la que fue contratado (asistencia religiosa a los empleados británicos y sus familias) no parece posible verificar, por razones obvias, -desaparición generacional- si colmó las expectativas que estos esperaban de su ministerio. Sin embargo, parece razonable pensar que al haber perdurado su permanencia en el empleo durante 20 años, fue extenso período para obtener un tácito consenso.

Lo que antecede invita a reflexión sobre lo descrito por Antonio Rodríguez, en cuanto a la capacidad de trabajo del Rvd. Jameson, virtud que aprovecharía, oportunamente, para la propagación de su propia religión a otros ámbitos distintos a la feligresía de Bella Vista.
Era lógico que su vitalidad le impelía a no limitar exclusivamente el tiempo que, durante la semana podía disponer, tras el servicio dominical, visitando a las 50 ó 60 familias de la colonia y distraer una gran parte del horario disponible en menesteres personales y formativos. Evidente que una situación así no era asumida por él y, más adelante, veremos como llenó suficientemente, ese tiempo libre no sujeto a obligaciones religiosas en Bella Vista y/o sociales en el mismo barrio.

LA CAPILLA PRESBITERIANA (4)

                                                                                                                          
                                                                                                                    
 Tras siete años ausente de España, el Rvd. Jameson regresaba a ella  elegido por una  Sociedad cuyas actividades no eran tan pías, aunque sí legales, como con la que ya en aquel lejano 1869 puso sus pies en Madrid.
En 1901 le había contratado una de las más importantes Compañías mineras de entonces, llamada “The Rio Tinto Company Ltd”, con la finalidad de que atendiese las necesidades espirituales de sus empleados británicos radicados en las minas, como Capellán, haciéndole cargo de los deberes que conllevaba el empleo, por un atractivo salario anual de £300, equivalente al contravalor de Ptas. 10.434 = 34,78/£. A ello se le añadirían los beneficios inherentes del “Privilege Fund”, aparte de asignarle la vivienda Nº 14, gratis, de la Barriada de Bella Vista, muy a mano de la cercana Iglesia Presbiteriana donde debería impartir los cultos propios de la comunión protestante.
Tal vez no sea desacertado deducir que, aún con 59 años, de los que algo más de la mitad había transcurrido en Madrid, (1869/1894) fueron suficientes para dejarle una impronta de afecto a la tierra que marcaría, indeleblemente, su carácter. Posiblemente algo tuvo que influir la calidez del clima, tan contrario al de su insular naturaleza, pero también, determinante, el afán de continuidad de la misión evangélica, en tierra extranjera, que nunca abandonó.
Natural pues, le acompañara su esposa, la bonita escocesa cuya fisonomía podemos contemplar en el retrato familiar donde, gráficamente, ofrece una viva mirada que, imaginamos, conservó a pesar del tiempo transcurrido desde su toma en 1875 (*)  El matrimonio debió llegar a Rio Tinto, sin ninguno de los tres hijos, ya independientes.  En tanto la mayor, Jeanie Gray, estaba dedicada a una misión religiosa en India (parece que la ejercía adoctrinando en el “purdah” espacio reservado en la casa, sólo para mujeres); John Wilson, era o estudiaba ingeniería naval y Marion Blanche se empleaba en un Hospital. Estos dos últimos permanecían en Inglaterra.
El desolador paisaje, con ausencia de vegetación, que encontrarían en Rio Tinto, (secuela de las célebres “teleras”) ofrecía fuerte contraste con el verdor de las tierras y montañas escocesas, dejado atrás. No obstante, un pequeño terreno delante de la casa, invitaba a la plantación de arbustos que hicieran más grata, en el futuro,  la habitabilidad de la ventilada y amplia vivienda que habría de ser su hogar en Bella Vista, indudablemente mejor, de la que otros de sus compatriotas ocupaban en la calle Mendez Núñez, de Rio Tinto Pueblo ó en la Barriada de San Dionisio.
La perspectiva humana que le era dada analizar de su grey, bien desde el nivel del presbiterio ó en las visitas a las casas de sus distintos compatriotas, le proporcionaban idea de la diferencia que mediaba entre la compleja sociedad extranjera, entre sí, incluso de la autóctona, compuesta por nativos junto a inmigrantes procedentes de variados puntos de España y Portugal y a la que, por otro lado, estaba inclinado a un acercamiento por interés de captación espiritual.
(*) Fecha en la que fue conseguida a la entrada de la casa familiar, llamada Dunvorist, -que aún existe- en Perth-

LA CAPILLA PRESBIERIANA (3)

Su formación académica transcurrió en la Academia de Perth, la Universidad de Edimburgo, el Owen´s Collage de Manchester y Divinity Hall de la Iglesia Presbiteriana Unida.(Según citas del libro de Andrew Ross: “The Lyons of Cossins and Wester Ogil –Cadets of Gladis” –Pag.77-)

Después de ejercer, cuando contaba 25 años,  apostolado en calidad de Capellán de los pescadores en las islas Shetland, llegó a Madrid el 24 de Diciembre de 1869 como Representante de la Misión Presbiteriana Unida de Escocia, (Cita: “Nuestras Raices” de Edo Arencón)  al amparo de la flexible libertad religiosa recogida en la Constitución de 6 de Junio de.1869, promulgada por la Regencia del Gral Serrano tras “La Gloriosa” anteriormente mencionada.(Destr. Isabel II)

Ingente debió ser la actividad desarrollada por el joven religioso compartiendo el trabajo apostólico con la vida familiar en aquel Madrid donde concurrían intereses muy sensibles y arraigados de la religión católica, chocantes con otras doctrinas diferentes a esta única,  hasta entonces permitida.
Es relevante pues, la referencia extraída del “British & Foreing Bible Society Archive” (Vol. XLIX-81) -Año 1895- que se copia a continuación:

   “Hay 47 provincias en España, 5 donde está establecida la Sociedad Nacional Bíblica Escocesa que emplea a 15 colportores.
La población en 1887 es de 17,5 millones de los cuales 6 son protestantes.
Dirección especial la desempeñada por el Sr. Jameson tratando de hacer conocer mejor la Biblia y significativo en los tres ultimos años esforzándose por llegar a los más altos estratos de la población no sin éxito”.

Interesante la información que facilitaba con regularidad a la Sociedad que le patrocinaba y aquella publicó, en 1893, bajo el título “Destellos del Pensamiento Español y de la Vida”, referida a las diferentes provincias visitadas. Pero siendo necesario resumir su vida afectiva, ya que la extensión agotaría numerosas páginas, llegamos a concluir que como consecuencia de su dominio del idioma e idiosincrasia, las amistades debieron componer cifras muy elevadas en los ámbitos no sólo religiosos de Madrid sino también  en un amplio círculo laico, lógicamente,  al margen de cualquier religión.
Los años jóvenes pasados en Madrid, constituirían imborrable recuerdo durante toda su vida pues allí quedaron sepultadas sus pequeñas, Margaret e Isabella, además del fruto de 25 años de trabajos, cuya semilla había plantado en el transcurso de ellos.
 El amor por Madrid y, hacia otro punto que el futuro le reservaba, ocuparían siempre privilegiado lugar en sus más íntimos sentimientos.

LA CAPILLA PRESBITERIANA (2)

El repetido clérigo ejerció sus deberes hasta 1887, cuando por enfermedad cardiaca de su esposa se vio obligado a dimitir.

Le sucedió, el también escocés, de Glasgow, Rvd. John Jeffrey  quien ya construida la Capilla en 1891 le correspondió inaugurarla, pues su estancia se prolongó hasta 1909 año en el  cual se retiró debido a su ceguera.
 Prolijo sería enumerar los Pastores que desde el Rvd. MacDonald hasta el último ministro galés,  Ivor Lewis, impartieron desde el hermoso facistol del sencillo altar, sermones y pláticas,  seleccionando los himnos a entonar por la feligresía acomodada en los mismos bancos que aún hoy forman parte del mobiliario con el que se dotó al recinto, otrora religioso.

No obstante, sería injusto no mencionar, al Rvd. John Jameson puesto que de  todos los que  ejercieron el ministerio en los años que van desde 1883 a 1956, fue el que más tiempo permaneció en Rio Tinto (1901-1921) y, por ende, también el más relacionado con la población autóctona.

Este caballero, cuya biografía siempre me interesó como estudiante,  en parte, al reconocer la tenacidad y valentía en defensa de sus creencias demostradas en un Madrid, todavía socialmente inseguro tras el destronamiento, en 1868 de Isabel II y, de otra, por la influencia que ejerció en la población escolar minera cuando dejó Madrid a fin de cubrir una etapa de casi 4 años en el Asilo de La Magdalena (“Institución para mujeres caidas”) en Edimburgo, antes de  instalarse en las Minas.
He dado por sentado que esos 20 años, empleados en Rio Tinto,  eran  merecedores de especial atención y, tal vez, pecando de un desmedido entusiasmo, me atrevo a compartirlos con el paciente visitante de la Capilla de Bella Vista agradeciendo, una vez  mas desde aquí, a su bisnieto Keith, la donación, desinteresada, de fotografías y detalles de la biografía de su antepasado, que seguidamente se relaciona:

JOHN JAMESON, nació el 22 de Mayo de 1842 en Perth (Escocia) hijo de John Wilson Jameson y Jane Grey, ambos escoceses..
De este último matrimonio nacieron el 27 de Abril de 1841 el primogénito John, seguido el 6 de Mayo de 1846  de su hermana Jane.
.
A  su vez, John casó el 18 de Mayo de 1871, en Edimburgo, con Marianne Alexa Johnston de cuyo matrimonio nacieron 6 hijos; 4 de ellos en Madrid,  dos de los cuales fallecieron en dicha capital, siendo sepultados en el Cementerio Británico de la ciudad.  sobreviviéndole los restantes.
 El, falleció en Inglaterra el 31 de Julio de 1921

LA CAPILLA PRESBITERIANA DE RIOTINTO

                                                                                                                                        
Hace pocas fechas surgió la agradable sorpresa de conocer la  noticia sobre la apertura de la antigua Capilla inglesa de Bella Vista, rehabilitada por las Corporaciones Municipales, -actual y anterior- cuya finalidad, al parecer, será celebrar distintos eventos de carácter cultural y social, en el futuro.
El edificio en sí, de diseño tan británico, quizás sea junto a los otros que le rodean, de los más antiguos que quedan en Rio Tinto y, tal vez, a determinadas personas que giren visita a su interior (sobre todo si son nativas del mismo pueblo) le sobrevengan recuerdos e insatisfechas curiosidades que interpuso una compacta muralla de anacrónico “apartheid” de quienes con mentalidad de los siglos XIX y XX entendieron que la “Casa del Padre” allá donde se erigiese, debía contar con habitaciones separadas para ricos y diferentes para desfavorecidos..
Quizás, por lo indagado, no fue esa la intención de Mr. Hugh Matheson, quien ordenó, como Presidente de la Rio Tinto Co., la construcción del singular edificio, en tanto su mentalidad mesiánica de la religión que profesaba le inducía a concebir,así mismo,  una propagación de la fe más extensa.. De cualquier manera, los ideales humanos –entendemos- son cambiados, en ocasiones, parcial o radicalmente, por otros congéneres que les suceden.
Posiblemente esas “ocasiones” se dieron, aderezadas con circunstancias de lengua y  arraigo de seculares tradiciones, complejas muchas de ellas,  difíciles de salvar.
Al margen de ese agua ya pasada, al visitante le asaltará el deseo de conocer, al menos,  la identidad de algunas personas que se “movieron” e impartieron, en la época de su inauguración, las doctrinas propias del presbiterianismo y posteriormente, de las iglesias anglicana y católica.
 No es fácil compendiar apuntes tomados por el estudiante que esto narra y,  por supuesto, se aceptan con agrado las enmiendas y/o correcciones de quienes dispongan de una información mas completa. Por tanto, sólo se citan datos extractados con relativa precisión, intentando, finalmente, pergeñar parte de la historia que ofrecer al  interesado visitante.

Imaginemos al pueblo de Minas de Rio Tinto, entre los años 1871-1875, algo permeable entonces,  a las enseñanzas evangélicas-protestantes que maestros escoceses como John B. Bain y el matrimonio, Jane y Robert Carlyle precursores de las mismas, se esforzaban en captar adeptos,   animados por el ya mencionado Mr. Matheson, quien habría de incluirles en nómina una vez constituida la naciente Compañía.(1873)
Entusiasmado por los progresos observados en sus visitas a las Minas y considerando la necesidad, en su opinión, de que los empleados extranjeros pudiesen contar, también,  con un lugar apropiado para practicar sus creencias dirigidas por un Pastor de confesión presbiteriana, acordó con las autoridades de su iglesia, en 1881, fuese enviado a Rio Tinto el Rvd. David MacDonald  en 1883,  donde impartiría  los cultos en el antiguo Club de madera ubicado en el lugar en el qu e hoy se encuentra el actual.