miércoles, 15 de enero de 2014

                                   
                                                EN TIERRA DE ZALAMEA


Aún no tengo aclarado el poso de afecto que quedó en mí., desde lejana infancia, por el vecino pueblo de Zalamea la Real.
Ya de “mayorcito”, echo atrás la memoria y, tal vez el origen de ese sentimiento hunda las raíces en el nacimiento de mi desaparecida madre en dicho lugar. Pero estando muy guardado memorísticamente, es superior a otros, aunque de menor importancia, que dejaron indeleble huella en infantiles percepciones.
¿Tan lejanos quedan los años 1947/48 cuando funcionaba a pleno rendimiento el inefable ferrocarril de la Rio Tinto Co, en su ramal de Zalamea?.
Aquél ingenio acortaba la distancia entre El Valle y la Estación Nueva, donde finalizaba el recorrido por  10 céntimos el  billete de “particulares”, pero para el chaval que viajaba con su abuela -quien portaba unos duros, recuerdo,  con el busto de Séneca estampado-, (no muchos), para comprar y regalarnos las Navidades con salchichas, tocino, aguardiente y mistela, era toda una aventura y,   esta comenzaba al bajar desde dicha  Estación hacia el casco de la población.

¿No podía quedarme un ratito más en aquél maravilloso pilar, donde tantos peces ¡de color rojo¡ se visualizaban,  tan distintos a esos otros del Dique Zumajo? ¡Qué precioso viaje, Dios mío¡…. Y, encima, tras la compra en una tienda que olía a reciente matanza, llegaba el premio de la prueba…. ¡¡chicharrones!. !Benditos efluvios¡, quizás por idealizados, difíciles de olvidar
junto a trato y vivencias, más recientes con amigos, algunos con los que ya no se puede contar y otros que, afortunadamente, en el pueblo permanecen.

Así que, Zalamea,  por ocupar preferente espacio en mis recuerdos, capta especial atención en determinadas ocasiones cuando “tropiezo” con eventos y/o situaciones curiosas de retener y proceden de  allí. La siguiente, por ejemplo, puede ser  consecuente con un repaso al Registro de defunciones del antiguo Vice-Consulado Británico de Huelva que anota el fallecimiento del súbdito inglés, JOHN EDMUND HAWORTH acaecido en Zalamea el 24 de Septiembre de 1908, sin tan siquiera añadir una escueta  nota marginal explicativa del deceso (tampoco tenía por qué hacerse) pero apreciando insuficiente el  dato para quienes analicen la concurrencia de extranjeros en la provincia y estimulando, a pesar de ello,  el seguimiento del repetido evento hasta un resultado satisfactorio.

Como queda expresado, la fecha y  lugar abrieron el camino más inmediato para una fehaciente comprobación y, lógicamente, conducían al Registro Civil del municipio, donde con incuestionable certeza quedó asentado el fallecimiento que nos ocupa. La información que se detrae del documento es sorprendente, al expresar en primer lugar la causa de la muerte, siéndolo el inusual caso de,  Homicidio. (?)
Evento atípico al fin,  que con analogía a otro posterior acaecido en Rio Tinto, en 1915, se ofrecía apetente para el estudio


Pero si sorprende –en contraposición al referido y, en absoluto cuestionado documento-, anteriormente mencionado, con  la Partida de Defunción,  por la falta de rigor del periódico que citaremos más adelante, ante el agravante de ser en 1908, probablemente, el más leído en la provincia de Huelva.

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