miércoles, 11 de julio de 2012

PORTADA DEL PROGRAMA

El siguiente dibujo, cuyo original fue hecho a plumilla, correponde a la portada del programa del concierto celebrado en el Club inglés de Bella Vista, el 23 de Noviembre de 1899 a beneficio de viudas, esposas, etc. daminificadas por la guerra anglo-boers.
(Omitido involuntariamente de las dos páginas centrales) Disculp.-

FALLECIMIENTO DEL CHAIRMAN

                                            FALLECIMIENTO DEL CHAIRMAN

En aquel 1898 se conocía en Rio Tinto, el fallecimiento del Presidente de la Compañía, Mr. Hugh Mackay Matheson quien había estado al frente de la misma desde 1873, habiendo sido, sin duda, el iniciador y  promotor de la Sociedad .
El óbito se produjo, según versión registrada en las memorias de su propia esposa, a la 1,30 del 8 de Febrero de dicho año y su entierro 12 días después, en el cementerio de Highgate (Norte de Londres)
Como miembro destacado de la Iglesia Presbiteriana, los responsables de la misma, acordaron colocar una tabla, en la Iglesia de la Trinidad de Hampstead, con la inscripción:

                                                                           In Memory
                                                             Hugh Mackay Matheson
                                                                Born April 23rd, 1821
                                                             Died February 8th 1898
                                “ When the ear heard me, then it blessed me; and when
                                            the eye saw me, it gave witness to me”
                                    “Go ye into all the world and preach the gospel”

De manera similar fue colocada una placa metálica en la Iglesia de Strathpeffer, en una ventana a la derecha del púlpito cercana a los asientos que ocupaban los Matheson:

                                                                          In Memory

                                                      HUGH MACKAY MATHESON
                                                                             OF
                                                                         ELSICK
                                                                Died Feb, 8th, 1898

Como no podía ser menos, los miembros de la colonia inglesa de Rio Tinto, asistieron al servicio de funeral, oficiado en la Capilla por el Rvd. John Jeffrey. Fue el postrero homenaje a quien, en ocasiones, había predicado a muchos de los que entonces acudieron a dicho fúnebre homenaje.

La última década que cerraba el siglo, también preocupaba en la colonia, inquietos sus habitantes por la guerra que, ya entre los años 1880/81 sostuvo Inglaterra en Africa del Sur contra los Boers, resultando cantidad de victimas, entre las cuales se contaban gran número de personas damnificadas y viudas de combatientes, por eso en el Club de Bella Vista se celebró un acto a beneficio de los patriotas necesitados al comienzo de la segunda guerra que a continuación se cita:

Mucho peor y más prolongada fue esta  otra, desencadenada entre 1899 a 1902
Por tanto, el azote de la guerra coincidió tanto en la comunidad española como en la británica, mediando solamente un puñado de años que no cambiaron el ritmo de trabajo, del lugar que ya se conocía como la California del Cobre.




Y PASO 1888


                                                                   DESPUES DE 1988
Tras los aciagos sucesos de 1888, la gente de la Mina encaraba otra etapa de sus vidas que  presentaba pocas perspectivas de mejorar el bienestar con respecto al trabajo y,  era inquietante la situación ante los despidos llevados a cabo por la Compañía, en algunos casos encubiertos, y otros de manera selectiva, especialmente, hacia obreros sospechosos de haber colaborado en los disturbios.

Pasados dos años, después de la dura represión inferida a la manifestación por el Regimiento de Pavía, la zona seguía en calma en la totalidad del establecimiento y, en honor a la verdad, habría que hacer constar que bajo el mandato de W. Rich se abrió la Corta de Filón Norte, comenzó la explotación de las Cortas del Lago y Dehesa, se montó la Fábrica de Acido Sulfúrico, ampliación de terreros, nuevo proceso de cementación natural sin quemar el mineral en teleras y adoptando, finalmente, el sistema Bessemer en la fundición para obtener el 99% de cobre metal.

Pero en la docena de años que abrirían las puertas al siglo XX (1888-1900) se gestaban acontecimientos que preocuparían tanto a la sociedad española como a la menos numerosa que constituía la británica en Rio Tinto y, por supuesto, no por falta de trabajo, como queda expresado,  puesto que también, en la construcción,  se acometió el edificio que se destinaba a la Iglesia protestante de Bella Vista, que habría de finalizar en 1891.

Y es que muchas familias, con hijos jóvenes en edad militar, les angustiaba la situación de inestabilidad y guerra larvada que se desarrollaba en las provincias de ultramar (que no declarada hasta los 4 últimos años del XIX) pudiesen participar, obligatoriamente en ellas, con la excepción de quienes dispusieran de determinada suma, con  la cual,  podían “comprar” su no incorporación al ejército.
No se había afianzado la política española en Cuba con la Paz de Zajón, firmada por el General, Arsenio Martinez Campos en Febrero de 1878,  y la insurgencia de la isla, (mambises). Todo quedó en un tenso “status” precario y muy seguido, interesadamente, por los EE.UU.
Posiblemente, un cúmulo de errores se dio en la manera de llevar los asuntos caribeños desde Madrid, siendo mayúsculo la determinación del Gral Valeriano Weyler, Comandante Jefe del ejército español, con su táctica de “Reconcentración” que aumentó el odio de la población autóctona hacia España. Aunque la “ guerra chica” comenzó en 1895 fue detonante, para la confrontación con Estados Unidos, el hundimiento del Maine, el 15 de Febero de 1898
Desde antes de 1895 el envío de soldados peninsulares a Cuba, Puerto Rico y Filipinas, había sido regular, embarcados en los puertos de Cádiz y Cartagena. En muchos casos, la prestación del servicio militar era de 3 a 4 años y, si con suerte regresaban, lo hacían enfermos por la malaria y otras enfermedades tropicales.
Tíos abuelos, de nuestra familia, pasaron esa larga prueba al retornar de Cuba y, determinada persona, también de Rio Tinto, largo período hubo de soportar,  primero en Puerto Rico y luego en Cuba, hasta su regreso a la Mina.
En aquél 1898, España no sólo  perdía las posesiones Caribeñas, y las Islas Filipinas, sino a muchos de sus hijos que, en Rio Tinto, no tuvieron “posibles” para ser liberados del desastre.





lunes, 9 de julio de 2012

SANGRE Y LAMENTOS



                                                               SANGRE Y LAMENTOS
En la zona siempre fue novedoso y muy comentado el relevo en la Dirección de las Minas y, quizás, ó sin quizás,  podríamos encontrar justificación a esta puntualización, porque dependiendo del carácter y predisposición del “personaje”, designado por el Consejo de Administración en Londres, se esperase de  él una relativa comprensión hacia los problemas sociales, tanto del colectivo autóctono como del extranjero.

Nos permitimos reproducir en parte y,, seguidamente, la narración que en su Tesis Doctoral, presentada en la Universidad de Sevilla, expresó el Prof. L. Gil Varón, acerca de los acontecimientos previos, enmarcados en el año 1888,de tan tristes recuerdos para Rio Tinto:

“Unos días antes de la última semana de Enero de 1888, había llegado a Rio Tinto, William Rich, el nuevo Director, con órdenes concretas de Londres para acabar con el desasosiego social y las frecuentes huelgas y quejas que organizaban los obreros, que se consideraban afectados en primer lugar por el problema de los humos, ya que cuando no podían trabajar porque el humo era muy denso e irrespirable, no ganaban más que la mitad del jornal.
Estas quejas y, otras provocadas por la dureza con que Rich quiso empezar su actuación con los obreros, produjeron un clima demasiado cargado en toda la zona ante la manifestación del 4 de Febrero. Por eso acudieron tropas de Infantería y se reforzaron los efectivos de la Guardia Civil, de tal manera que cuando la manifestación llenó la Plaza de la Constitución enarbolando banderas y carteles contra la Compañía y los humos, el complejo parecía un campamento militar y se veía que un enfrentamiento sería muy desgraciado.
Y así sucedió.”


Sirva el párrafo que antecede de introducción sobre la trayectoria más llamativa, de cara a la sociedad, del nuevo Director, cuyo papel en el sangriento suceso acaecido en la Plaza de la Constitución, posiblemente pudo haber tenido consecuencias menos graves si hubiese escuchado a su experimentado antecesor, James Osborn, más contemporizador y mucho menos inflexible que Rich.
Derivado del terrible suceso, Londres resolvió que, en adelante, determinadas políticas serían competencia directas del Consejo y, consecuentemente, restringió de los que disponía el Director.
El repetido Mr. Rich, a pesar de todo, continuó en Rio Tinto hasta el 11 de Abril de 1900, no sin antes en 1891, haber tenido el honor de recibir la visita de la Infanta, Dª Eulalia de Borbón, (Hermana del Rey, Alfonso XII)   y su esposo, D. Fernando de Montpensier, a la Mina.

Es obvio que todas las personas de la cuenca, aunque haya transcurrido un siglo y cuarto de aquel terrible suceso, les quedó la memoria consuetudinaria, en el ámbito familiar, y también escrita  por muchos historiadores e investigadores,  que la plasmaron en estudios y libros merecedores de atención. Por consiguiente, no parece ocasión de repetir lo ya tratado. No obstante, entre los trabajos llevados a cabo al respecto, merece resaltar el titulado, “120 Aniversario del año de los tiros. 4 de Febrero 1888-2008. (Las Teleras)” donde, muy documentalmente, nuestro amigo y paisano, Juan Manuel Pérez López, describe el evento de manera didáctica y precisa  hacia al cual nos remitimos.

domingo, 8 de julio de 2012

CONTINUACION: AÑOS DE SUCESOS


En  página anterior considerábamos los años comprendidos en la década 1880/1889 y el siguiente 1890, pródigos en ofrecer sucesos,  algunos de los cuales concernían directamente a Rio Tinto, en tanto otros, de forma  menos precisa, también lo hicieron.
Nuestro  anárquico sistema de no relacionar, cronológicamente, los temas que se suelen tocar, son motivo de tener que solicitar disculpas por esta, a veces molestia, para los amigos que nos siguen. Así que,  nuevamente quedan presentadas y procuraremos ordenar esas fechas de interés:

1885.- El 25 de Noviembre fallecía en El Pardo (Madrid) D. Alfonso XXII aquel Rey, primer monarca que visitó las Minas en Marzo de 1882 y tan impresionado quedó, al término de la misma que, con sus referencias incitó a sus hermanas, las Infantas, para que al finalizar el mes también ellas girasen visita a Rio Tinto.
Pocos meses de vida le quedaban cuando, en el mismo Palacio de El Pardo, firmaba el 7 de julio de 1885, la Ley por la que se constituía la Villa de Nerva, independiente de la que, hasta entonces era matriz,  Zalamea la Real.
Desconocemos si D. Domingo Gil Vélez (Primer Alcalde Constitucional) decretó duelo oficial en la población u otros actos, pero ese detalle, posiblemente, quedaría expresado en el Libro de Actas de la Corporación, que no hemos consultado.

En breve repaso al año 1886 y por escasos meses, tras la marcha del Director Prebble, se hizo cargo de la Dirección de las  Minas, Mr. Alfred Blechynden quien, a su vez fue sustituido por el Ingeniero de Minas, Mr. James Osborn que asumió el cargo de forma provisional hasta la llegada del nuevo Director, William Rich.

1887 Deparó a la colonia inglesa de Rio Tinto la celebración del Jubileo de la Reina Victoria I, de quien se conmemoraban  los 50 años de reinado y, por tal motivo, Inglaterra y su Imperio, en el cenit de su grandeza, dedicaban toda clase de festejos al regio acontecimiento.
Concursos, competiciones  y bailes, se dieron en el Club de madera de Bella Vista y, como habitualmente se venía haciendo, trenes y demás servicios pararon el 24 de Mayo.
En todo lugar donde ondease la Unión Jack se exaltó a la Corona, cuya titular y sistema de gobierno habían imbuido a sus súbditos el ideario propagado por Lord Elton:

“Sostengo que somos la primera nación del mundo y, cuanto mayor sea la zona terrestre que ocupemos, tanto mejor para la especie humana. Sostengo que cada acre incorporado a nuestro territorio procura el nacimiento de más ingleses de raza que de los de otra forma llegarían a existir. Junto a esto, la absorción del mayor espacio mundial bajo nuestro gobierno, significa sencillamente, el fin de todas las  guerras” (El Imp. Britán, pag. 527)

Ideario convergente con Rudyar Kipling, que contando sólo 24 años, ya manifestaba que el deber de Inglaterra era…..
“Aprovechar cualquier oportunidad de ganar más territorios porque somos la mejor raza del mundo….y cuanta más parte del mundo habitemos, mejor será para la raza humana”
(Continuaremos con el célebre 1888)

sábado, 7 de julio de 2012

AÑOS DE SUCESOS


                                                 
La Intensa explotación (para la época -1880/1890-) que estaba ejerciendo la minería, iba cambiando la fisonomía de Rio Tinto de manera espectacular. No sólo se arrancaba la piel de su tierra sino que, además, se profundizaba en las entrañas de forma semejante al cirujano que, ejerciendo su trabajo sobre el cuerpo de anestesiado paciente, emplea el bisturí  hurgando, hasta dar con el daño causante en la víscera doliente. Valga el ejemplo.
Ciertamente, trasladado al  caso minero, dicho ejemplo puede ser poco afortunado y contradictorio, porque si bien es similar en la forma, no lo es en el fondo, ya que se comenzaba arañando lo desechable, (mineral estéril) para obtener el aprovechable.

Sin embargo, en la citada década y permitiéndonos un imaginario seguimiento en la “línea quirúrgica”, era notable que, a la par que se operaba y abrían nuevas heridas, se practicaban abultadas suturas y, así como se procedía al derribo de la antigua plaza de madera para las corridas de toros, la Compañía levantaba otra más sólida en 1882, posteriormente destruida por conveniencias del servicio de la propia Compañía. Según la leyenda, los alrededores de la plaza eran  lugar de frecuentes reyertas y prostitución, argumentos que fueron esgrimidos, especialmente por las señoras inglesas, poco simpatizantes con  al arte de Cúchares,  para influir en la decisión del Director.

Entre las construcciones emprendidas en los comienzos de 1882, sobresalían las llevadas a cabo en Alto de la Mesa y  Hospital, este último ubicado en la parte oeste de la barriada.
La amplia explanada escogida para el asentamiento de  las nuevas viviendas era óptima, también, para la extracción de hierro que, años después, parte del yacimiento localizado en el extremo oriental, seria explotado a fin de obtener dicho metal

No obstante, fueron años en los que, de manera cíclica,  hicieron aparición las enfermedades endémicas azotando a la población. La viruela, fiebres tifoideas, paludismo, difteria y otras infantiles hacían estragos en todo el perímetro minero.
Las aguas fecales eran vehículo de transmisión, en gran medida, de las fiebres tifoideas, Por ejemplo, en el caserío de San Dionisio, ocupadas sus viviendas por familias inglesas, se tardó en descubrir un foco muy activo de fiebres de ese tipo que causó alguna muerte.
En cuanto a la mortalidad infantil es  penoso examinar los libros de Registro Civil de la repetida década (Juzgado de RT) para comprobar los fallecimientos acaecidos en ella.
.
El año 1886 marcó un hito en la vergonzosa política que había mantenido España en sus últimos territorios caribeños, al haberse promulgado la Real Orden que abolía la ESCLAVITUD y firmaba la Reina Regente, Dª María Cristina, suceso cuya repercusiones fueron muy comentadas en la Mina y, enterados sus habitantes de ello, establecían en casas y tabernas comparaciones de tan infame lacra, cuya similitud no dejaba de llamar  la atención, cuando
a las entradas de los pozos y cortas podía contemplarse el paso de niños-pinches y barcaleadoras, sometidos a duros trabajos en los cuales, sus circunstancias personales disimulaban, invisibles, pero  férreas cadenas.

jueves, 5 de julio de 2012

AVANCE DE LOS TRABAJOS ( XXXVII)


Avanzaba el trabajo minero, además de Filón Sur,  donde en los diez años comprendidos entre 1874 y 1883 ya se habían extraído 1.405.254 Tons de mineral por el interior, alcanzando los 5.097.460 en corta. En la masa San Dionisio y Filón Norte, aún sin pleno rendimiento, se obtuvieron 161.314 Tons y 325.334 respectivamente.

La ampliación y dispersión de los tajos requerían, lógicamente, un aumento de personal cualificado y mano de obra necesaria en las labores propias de la Mina y los servicios auxiliares inherentes a ella.
Ateniéndonos al estudio del Prof. Gil Varón (“Minería y Migraciones, Rio Tinto, 1873 a 1973”, pag.110, es significativo el número de personas empleadas en los trabajos de inicio, que fija en 1110,  en tanto que para 1883 registra 3217

En fecha tan cercana a la última anterior, (15 de Marzo de 1884) tenemos fotocopia, firmada, por cada británico -y eran 72 entonces-, donde de forma colectiva, pedían a Londres una reducción en su jornada de trabajo y, este dato, confirma el número total del cual se componía el staff extranjero de la Compañía. Como ya se apuntó, algunos viviendo en distintos lugares del exterior de Bella Vista, incluso otros pocos, llegados desde Huelva para la firma del documento.
No obstante, el término medio de familias residentes de la colonia, durante todos los años de permanencia en ella, no está lejos de 55/60 sin incluir los destinos de Huelva.

En la medida que se iban ocupando las casas de Bella Vista, el desarrollo de la sociedad allí asentada, sin perder los vínculos con los compatriotas del entorno, coincidían no sólo en el trabajo sino, principalmente en el Club, que se habilitó en el construido, provisionalmente de madera, que ya se citó anteriormente. Era el lugar donde, cada domingo, coincidían casi todas las familias para asistir al servicio religioso que impartía el primer Capellán que contrató la Compañía para la asistencia espiritual de la comunidad.
Como no podía ser de otra manera, Mr. Matheson, ferviente presbiteriano y “elder” de la Iglesia Presbiteriana Escocesa, entabló negociaciones con las autoridades religiosas de dicha confesión, logrando que el Rvd. David MacDonald fuese destinado a Rio Tinto.

Desde 1883 y con escasos intervalos de ausencia, varios capellanes e incluso el mismo Matheson, cuando de visita se encontraba en Rio Tinto, aprovechó para predicar a una concurrida feligresía que escuchaba, suponemos, “con atenta devoción” las pláticas de tan preocupado pastor, esforzándose en encomendar a su rebaño al Cielo y, de pasada, insistir en los beneficios de ser abstemios, como él lo era, para contener las tentaciones de la carne y la bebida.

(Rvd. Jack.- B.V. 1926)


En muchos casos, no prendieron demasiado sus recomendaciones pues algunos de quienes, posiblemente escuchaban sus sermones, fueron despedidos por “drunkenness”, en cuanto a morales comportamientos de otro tipo, aquél colectivo no estaba alejado con sus hipócritas convicciones victorianas de la ultramontana sociedad española de la misma época, reflejada en “Pequeñeces” por el P. Luis Coloma.

miércoles, 4 de julio de 2012

LA MINA Y LA COLONIA (XXXI)




Ya fuese impulsada, más o menos, por Matheson ó Prebble, el embrión de la futura colonia es incuestionable que  tuvo su origen en el trabajo.
De manera  que, el enclave que iría desarrollándose en el transcurso de los años se fue nutriendo de individuos, al principio solteros, que se alojaban en la posada y casas particulares del pueblo y al contraer matrimonio lo hacían  en las viviendas, más confortables, de Méndez Núñez, San Dionisio , Marín, etc.

En Rio Tinto iban “sonando” con frecuencia apellidos tan poco andaluces como: Newall, Cowell, Roediger, Anthony, Kennedy, Deiss, Hill, Gilbert, Fernan, Aikman, etc. algunos de ellos bastante jóvenes como para que, al término de jornada laboral, tuviesen la necesidad de reunirse e intercambiar, no sólo el diario devenir acaecido en los diferentes tajos, sino el deseo de ejercitarse físicamente en juegos deportivos, tan arraigados en Inglaterra.
 Para darles facilidades, la Compañía habilitaría una casa, en la calle Sanz del Pueblo para funcionar como Club social, dotándole de juegos propios de casino y bar .
Contaba la Sra, del Conserje, (a la cual llegamos a conocer, cuando despuntaba nuestra juventud), la cantidad de libros y periódicos que cada 15 ó más días, llegaban en el tren correo que subía de Huelva, procedentes del extranjero y eran colocados en una estancia que presidía un retrato de la Reina Victoria.
Posiblemente y sin entrar aún en funcionamiento dicho Club, algunos de aquellos muchachos gestasen, al practicarlo en el duro y rojo terreno de Rio Tinto, el importado juego de foot-ball, corriendo, con inusitado vigor, tras una bola confeccionada con trapos que se negaba a botar, pero algo de atractivo encanto debía ejercer, porque no fueron pocos los autóctonos que participaron, con los ingleses, en aquél deporte. Actualmente y, andando los años, “parece” que conocemos mejor esa herencia.

De vuelta a la conformación de la colonia y basándonos en la fotografía de Bella Vista,( que tiene toda la pinta de estar datada en los últimos años del XIX ó principios del XX) visualizamos el lugar, que de forma agreste y sin dar mínima  opción al tímido brote de planta alguna, ya daba vida, dificultada todavía, por las calcinaciones de las “teleras”,  que no cesarían su labor de tostación mineral hasta bien entrado el año 1907


No obstante, además de la Casa Grande, estaba instalado el Club de madera con el que la RTCL había concurrido en 1883 a la Exposición de Madrid y aprovechado en Rio Tinto para idénticos fines como el primitivo que todavía seguía funcionando en la Mina abajo, pero claramente perceptible el allanado campo para deportes, sobre los escoriales

Quedaban todas las edificaciones, a la izquierda de la Casa del Director (según la vemos en la fotografía) en la cual siempre estuvieron colocadas dos astas, una para que ondease la bandera española y en la otra la británica esta última muy correspondida por extensión en el resto de las viviendas, especialmente el dia 24 de Mayo de cada año, cumpleaños de la Reina y otros, de significativa importancia,  para los habitantes de la Colonia.

Mr. PREBBLE Y LA COLONIA (XXX)


Contra nuestra intención, pocas cosas se han podido conocer de la gestión, como Director de la Mina, de Mr. Prebble, aparte de su empeño en reunir, bajo un “paraguas protector” a todos los británicos, en el paraje que a modo de acantonamiento o base militar, proyectaba para la colonia de empleados de dicha nacionalidad, en la Mina.

Intentando analizar su personalidad y, conocido el propósito que anteriormente se le atribuye, es quizás inevitable echar una mirada a la única fotografía que de él nos llegó, para que nuestra imaginaria probeta de ensayo mental,  muestre al individuo de ojos claros y fría mirada, con soberbio gesto, rictus de boca casi oculto por poblado bigote,  que imprime total seriedad a una inquebrantable voluntad. Su edad otoñal es palpable en la fotografía, destacando anudada corbata, sin apretar al cómodo cuello de la camisa, el cual podría ayudar, en ocasiones de enfado, para que la altanera voz saliese sin dificultad de ancha garganta.
Con omnímodo poder, por su cargo, muchos desearían no enemistarse con él.

Le cupo el honor de organizar y recibir en Rio Tinto al Rey D. Alfonso XII, cuando llegó desde Huelva, acompañado por el Presidente Matheson y séquito para visitar las Minas, el 2 de Marzo de 1882. Con dicha ocasión hay una curiosa referencia que hace notar Matheson a su hija en la que le escribe, desde la Mina, lo que parcialmente se  cita, como sigue:
 
“…salimos para el paseo de medianoche y montamos en un tren de 3 carros planos con bancos de jardinera, espalda con espalda, colocados sobre ellos de lado, fue hecho para mi cuando en mi última visita yo estaba cojo, solo que Mr. Prebble los había cubierto de toldos, arreglándolos para, exactamente no rozar el techo de las galerías subterráneas.
Fuimos al túnel principal y continuamos a 900 metros dentro de la mina, viendo las galerías las cuales están siendo cortadas a derecha e izquierda y continuando los trabajos tanto de noche como de día…” 

Aparte y, en otro orden de cosas, existe un documento (que recoge uno de los libros copiadores de cartas,  del antiguo Hospital de Rio Tinto, que tiene en su poder el Dr. Saldaña Manzanas)  donde el Dr. Sutherland Mackay, Director del Servicio Médico de RTCL, dirigía, en Marzo de 1883, a la Dirección, quejándose no haber tenido respuesta a la misiva que despachó a Mr. Prebble para que habilitase una casa en P. Umbría para enfermos. (ingleses, claro)

Posiblemente –y es  deducción personal- que Prebble, influenciado al escuchar por el relato que le hicieron sus compatriotas (él no era entonces Director y sí su antecesor Mr. Carr) sobre el incidente que llevó a cabo la multitud de trabajadores, cuando al regresar de dar sepultura a los damnificados por el luctuoso accidente del 9 de Diciembre de 1875, increparon a los británicos que asistieron al entierro, clamando por dar muerte a los mismos. En honor a la verdad, nada que ver en él,  ninguno de ellos, según quedó explicado en la Pag. XXVIII,  siendo varios los extranjeros que auxiliaron con presteza a las víctimas , individualmente y, asumiendo la Compañía los gastos de entierro y socorros a familiares. Quizás, pués, fue determinante la hostilidad percibida y considerada por Prebble, unida a su inclinación por implantar un sistema de “apartheid” semejante al que ya se practicaba en Africa del Sur, para apoyando la necesidad de viviendas, descrita en pag. anterior, obtener del Consejo, a través del Presidente,
la decisión que deseaba.

lunes, 2 de julio de 2012

-Cont- INICIOS DE LA COLONIA (XXIX)


 Tras el normal funcionamiento del ferrocarril y muelle, la Compañía se planteó la necesidad de dar acomodo a los técnicos y obreros  en la Mina,  con la construcción de  viviendas  que erradicaran la escasez de ellas y, en gran parte, sustituyesen las chozas y cuevas del entorno minero.

El año 1879 fue testigo de la marcha de quien , hasta entonces,  había sido Director General de la Compañía en España, Mr. Mark Carr, que tenía fijada su residencia en Huelva desde 1873 siendo  contratado para cubrir su vacante Mr, Charles T. Prebble.
La propuesta de este último, elevada al Consejo, a fin de  construir la Casa del Director en los amplios escoriales  al sur-oeste del Cementerio Protestante ,que ya era conocido desde años antes, fue aprobada en Londres, dando comienzo las obras en 1882/83 e, igualmente, por aquellos años, se erigieron en diferentes puntos de la Mina, como fueron casi toda la hilera de  la calle Mendez Nuñez, en el mismo pueblo, así como Marin, La Naya, San Dionisio, etc. pero Prebble, imbuido de una idea muy en consonancia con la estructura imperial de los establecimientos coloniales del siglo, tan populares en los territorios británicos de ultamar, no abandonó el proyecto de agrupar a todos sus compatriotas en un enclave próximo, a la que vendría a ser la residencia habitual del dirigente principal de la comunidad y cabeza del negocio en España. (la Casa de Consejo ó, más vulgarmente conocida, Casa Grande)

Aunque el arquitecto M. González Vilches nos permite conocer, (gracias a su trabajo ya citado anteriormente), el costo de las primeras casas para personal obrero, erigidas  en Alto Mesa, que Matheson presupuestaba en £25 –con 42,10 M2 construidos- y otras algo más amplias que suponían £30 y 40/unidad que, aún hoy,  podemos contemplar en Alto Mesa (calle Ancha).
 Sin embargo, desconocemos el costo de las construidas en Bella Vista, aunque confiamos disponer más adelante de este dato. en el supuesto que investigadores puestos a la labor precisen este detalle.

Lo que sí tenemos claro es que Mr. Matheson. al autorizar el tipo de vivienda para los trabajadores, no se paró a comparar los Mts2 que destinaba a sus casas con la que él mismo vivía en Hampstead, ni mucho menos en discurrir en algo intermedio entre aquellas y las que
ocuparían los directivos en Bella Vista.


Por otra parte, la Casa de Consejo ,cuyas arruinadas estancias, hoy,  (dicen que el edificio ha sido donado a la Universidad de Huelva) y abandonados jardines, fueron mudos testigos de cruciales asuntos para Rio Tinto y alojaron a personalidades de significativo rango, fue la emblemática mansión que otrora albergara soberbias voluntades y silenciados acuerdos.

Su primer inquilino, llamado a disfrutar las comodidades que la casa colonial podía prestar, no fue ajeno a las desgracias que palacios y chozas infieren a quienes bajo ellos se cobijan y así Mr. Prebble, al poco de habitar las lujosas habitaciones, ó a la espera de su finalización en otro lugar, junto con su familia, hubo de soportar la pérdida de su esposa, Lucy Elizabeth, que en Enero de 1883 falleció y su cadáver trasladado al cementerio protestante de Huelva. Desafortunadamente, no tardaría en seguir ese trágico destino, Agnes Waedt, joven hija del mismo Director. Reposa al lado de su madre en el mismo cementerio.  (Tumbas 64 y 65)