viernes, 31 de enero de 2014




                                    DESDE EL PALACIO REAL DE MADRID
Si se me permite usar un léxico empleado por la realeza en tiempos pasados, podría comenzar, en esta ocasión:
A todos los que le presente vieren y entendieren, SABED: Que en el Real Palacio de Madrid, se encuentra un vetusto álbum que tras su elegante portada de cuero, recubierta interiormente de seda y encabezado con el escudo dorado de la época de la Restauración Alfonsina, contiene 18 preciosas fotografias y rotulado:

                                                ALFONSO XII
                               VISITO LAS MINAS DE RIO TINTO
                                       EL 2 DE MARZO DE 1882

Las extraordinarias y espectaculares fotos que contiene se relacionan aparte y, aunque algunas son ya conocidas y hasta publicadas por concurrentes a “Facebook”, pienso no han sido todas bastante difundidas como muchos podrían desear, aparte de que la originalidad y matizaciones del trabajo bien hecho, realzan el interés de las mismas.
Se me ocurre, -si es que no tienen copia-, la decoración y recuerdo histórico que podrían lucir, (repito copias), en los Ayuntamientos de Huelva y Rio Tinto, en lugares apropiados de ambas Casas Consistoriales.
(Se está consultando la posibilidad de obtener copias.-)

miércoles, 15 de enero de 2014




Artículo citado en el penúltimo párrafo de: EN TIERRA DE ZALAMEA.-

                                   
                                                EN TIERRA DE ZALAMEA


Aún no tengo aclarado el poso de afecto que quedó en mí., desde lejana infancia, por el vecino pueblo de Zalamea la Real.
Ya de “mayorcito”, echo atrás la memoria y, tal vez el origen de ese sentimiento hunda las raíces en el nacimiento de mi desaparecida madre en dicho lugar. Pero estando muy guardado memorísticamente, es superior a otros, aunque de menor importancia, que dejaron indeleble huella en infantiles percepciones.
¿Tan lejanos quedan los años 1947/48 cuando funcionaba a pleno rendimiento el inefable ferrocarril de la Rio Tinto Co, en su ramal de Zalamea?.
Aquél ingenio acortaba la distancia entre El Valle y la Estación Nueva, donde finalizaba el recorrido por  10 céntimos el  billete de “particulares”, pero para el chaval que viajaba con su abuela -quien portaba unos duros, recuerdo,  con el busto de Séneca estampado-, (no muchos), para comprar y regalarnos las Navidades con salchichas, tocino, aguardiente y mistela, era toda una aventura y,   esta comenzaba al bajar desde dicha  Estación hacia el casco de la población.

¿No podía quedarme un ratito más en aquél maravilloso pilar, donde tantos peces ¡de color rojo¡ se visualizaban,  tan distintos a esos otros del Dique Zumajo? ¡Qué precioso viaje, Dios mío¡…. Y, encima, tras la compra en una tienda que olía a reciente matanza, llegaba el premio de la prueba…. ¡¡chicharrones!. !Benditos efluvios¡, quizás por idealizados, difíciles de olvidar
junto a trato y vivencias, más recientes con amigos, algunos con los que ya no se puede contar y otros que, afortunadamente, en el pueblo permanecen.

Así que, Zalamea,  por ocupar preferente espacio en mis recuerdos, capta especial atención en determinadas ocasiones cuando “tropiezo” con eventos y/o situaciones curiosas de retener y proceden de  allí. La siguiente, por ejemplo, puede ser  consecuente con un repaso al Registro de defunciones del antiguo Vice-Consulado Británico de Huelva que anota el fallecimiento del súbdito inglés, JOHN EDMUND HAWORTH acaecido en Zalamea el 24 de Septiembre de 1908, sin tan siquiera añadir una escueta  nota marginal explicativa del deceso (tampoco tenía por qué hacerse) pero apreciando insuficiente el  dato para quienes analicen la concurrencia de extranjeros en la provincia y estimulando, a pesar de ello,  el seguimiento del repetido evento hasta un resultado satisfactorio.

Como queda expresado, la fecha y  lugar abrieron el camino más inmediato para una fehaciente comprobación y, lógicamente, conducían al Registro Civil del municipio, donde con incuestionable certeza quedó asentado el fallecimiento que nos ocupa. La información que se detrae del documento es sorprendente, al expresar en primer lugar la causa de la muerte, siéndolo el inusual caso de,  Homicidio. (?)
Evento atípico al fin,  que con analogía a otro posterior acaecido en Rio Tinto, en 1915, se ofrecía apetente para el estudio


Pero si sorprende –en contraposición al referido y, en absoluto cuestionado documento-, anteriormente mencionado, con  la Partida de Defunción,  por la falta de rigor del periódico que citaremos más adelante, ante el agravante de ser en 1908, probablemente, el más leído en la provincia de Huelva.



Para situarnos en el lugar donde sucedió el terrible crimen, hay que hacerlo en la mina “La Poderosa”, explotación de mineral ferrocobrizo, similar –a nuestro entender y escasa experiencia- a los productos que tanto se daban en la franja pirítica de la zona y enclavada en el término municipal de Zalamea la Real, matriz de la que se separaría, muy posteriormente (1931) el actual pueblo de El Campillo.
El perímetro minero estaba constituído por los filones, San Bernardo (extracción a cielo abierto) y San Valentin (subterraneo) cuya propiedad ostentó, desde 1904 a 1924, The United Alkali Co., Ltd. y, según referencias confirmadas por historiadores de la minería, (Juan M. Pérez López y Emilio Romero Macias) la producción ascendió en el período comprendido 1864 a 1924 a 607.000 Tons de mineral.

Si bien no como sus gigantescas hermanas, Tharsis ó Rio Tinto, aquel paraje llegó a contar, aproximadamente, con unos 441 trabajadores y entre 30/45 casas (según estimación de Perejil Delay;  pags.63-64 de su trabajo “Catálogo de Poblaciones Mineras”) habitadas en parte, por  obreros ocupados en los trabajos propios de la mina, en tanto otros, se domiciliaban en la Aldea de El Campillo en el repetido año 1908.
Justo, entonces, ejercía de Director de la empresa, el ya mencionado J.E.Haworth, Ingeniero inglés de 27 años de edad, natural de la ciudad de Burnley (Condado de Lancashire) víctima del atentado perpetrado por el solicitante de empleo, Daniel Rodriguez García, cuyos antecedentes personales ignoramos, pero que, en definitiva fue el agresor, el 24 de Septiembre del citado año.
El suceso tuvo repercusión en la prensa, como puede ser comprobado en “La Correespondencia de España”, “ABC” –edición de Sevilla-, “La Provincia” etc. entre los días 25 y 26 de aquel Septiembre. En tanto precisaban los dos primeros, el lugar y término real del episodio, Zalamea, no se acierta a comprender cómo detalle tan importante lo silenció “La Provincia”….así, la incógnita permanece con cierto malestar y extrañándose que el periódico, genuino de Huelva,  olvidase dar protagonismo a uno de sus importantes pueblos.
No fue el caso de los otros dos, (uno de ellos procuraremos insertar). Puede que el diario onubense pretendiese ahorrar espacio y como contraprestación el artículo, le ocupase ½  página, dividida en 4 apartados y un añadido. Ciertamente, este suceso relatado por el diario, fue mucho más amplio y, por la misma razón de economía aquí, recomendamos lectura de Hemeroteca.

Podríase resumir este desgraciado incidente, como consecuencia de la violenta reacción de un individuo solicitando trabajo que, con más o menos  justificación se le negaba, llevándole a la desesperación y analogía a la que millones de españoles padecen en la actualidad y para concluir que, inexorablemente, la Historia se repite siempre, cuando nadie parece acordarse de ella, y sus inevitables consecuencias.


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