domingo, 13 de enero de 2013

LA CAPILLA PRESBITERIANA, 8

                                                                                                                                 
Si grande la responsabilidad del Rvd. Jameson sobre la enseñanza, no menor la inquietud demostrada exponiendo al Secretario de la Compañía, en Londres, lo escrito el 25 de Abril de 1911, con el ruego de que le hiciese llegar al Presidente, sobre la  disconformidad sentida con determinadas normas que estimaba eran desacertadas en la política de la docencia por parte de los directivos de la misma Compañía en las Minas y, remarcando la utilidad que podría obtenerse de una adecuada potenciación y aprovechamiento de los escolares, orientándolos como aprendices, para emplearlos en el futuro en interés del negocio minero.

Con ello dejaba al margen, ignorándolo, al mismísimo Mr. Browning, Director Gral entonces, de cuyo poder y voluntad nadie podía sustraerse en Rio Tinto entre los años 1908-1927
Delicado riesgo abría corrido si el destinatario del escrito lo hubiese puesto en conocimiento del autócrata Director. No obstante, parece se impuso la discreción del Secretario/Consejero, Mr. MacFarlane

Este último le contestó días después, 1 de Mayo, no muy de acuerdo con sus apreciaciones y asegurándole que tanto al Presidente, como a él mismo, en nada les cambiaba el concepto y valoración que tenían del papel, dentro de la repetida política de la empresa desempeñada en la escolarización y, sugiriéndole, al tiempo, que en el futuro intercambiase sus puntos de vista con el Director.

Se infiere que aquella respuesta fue toda una llamada a la prudencia para mantener la cohesión y disciplina jerárquica, aunque se tratarse de hacerlo a persona de especial relevancia espiritual de la colonia.

Incidiendo en esas dos décadas en las que permaneció en Rio Tinto, en su condición de Capellán de Bella Vista, es probable que sus sentimientos de dolor no debieron limitarse a la pérdida personal que más debió afectarle por el fallecimiento de su esposa porque, en varias ocasiones volvieron a asaltarle, si no con tanta intensidad, cuando la tragedia se cernía en compatriotas, feligreses al fin, a los que con frecuencia trataba.

Así, distintos sucesos necesitarían su intervención personal. Por consiguiente, hubo de asistir y, presumimos que consolar, a la viuda del irlandés Gerald O´Farrell Brady quien falleció a consecuencia del accidente ferroviario (arrollado por una locomotora) EL 24 de Junio de 1910 en el apeadero de Bella Vista, -ramal de Zalamea-

No terminarían los “sobresaltos” en la colonia, salpicada por aquellos convulsos primeros años del siglo, al ser agredido con arma blanca el Ayudante Ingeniero, J.E. Gowland, suceso acaecido el 21 de Mayo de 1913 protagonizado por el obrero, Antonio Rocha García, con resultado, según pronóstico, grave.

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