Al cumplirse mañana, 3 de
Noviembre, 100 años de un accidentes
minero acaecido en Rio Tinto, que por su importancia, singularidad y gravedad,
ocupó profusamente a los medios de comunicación conocidos entonces, y, sin duda por el contexto no sólo humano,
sino también en el hostil ambiente social en que se produjo, motivaron que el
evento ocupase las portadas de los diferentes diarios nacionales.
Hace 18 años la curiosidad
personal me llevó a interesarme, particularmente, en las consecuencias de la vertiente
humana, -más fácil de entender y cercana a mis preferencias y sentir- que las problemáticas
desencadenadas en el ámbito social, siempre complejas y con las que, casi
nunca, confieso, (¡leño que es uno¡) he llegado a entender.
El seguimiento de las 7 víctimas
que originó el anhídrido carbónico derivado del incendio que, como es conocido,
padecieron fatalmente, 2 trabajadores españoles y 5 jefes y capataces ingleses
me atrajo. Luctuoso suceso, sentido en toda la Cuenca Minera , en general, incidiendo
con más precisión en la población de Zalamea
de donde los repetidos españoles eran naturales y vecinos, a la vez que uno de
los ingleses también residía
Siendo así que Luis
Márquez Gómez, de 47 años, natural de San Lucar de Guadiana pero
domiciliado en El Campillo (entonces
aldea de Zalamea) era el
primero en ser hallado sin vida
por el equipo de rescate.
Le seguiría Lucas Millán López, de 50
años, natural y vecino de la misma Zalamea
con domicilio en C/. Padre Gil.
John Gilbert, de 52 años, natural de Redruth, Cornwall (Inglaterra)
habiendo residido inicialmente en la barriada de San Dionisio, -RT- ya hacía
años lo era en la misma Zalamea, por
su casamiento con Ana Wert Librero, natural del lugar en la que nacería su 2º
hijo, llamado Juan Francisco. (El anterior.con muy corta edad, murió un año
antes de este último citado)
Los cadáveres de los 3
mencionados, al ser de confesión católica, se les dio sepultura en el antiguo
cementerio de Rio Tinto, ubicado en Alto Mesa y actualmente desaparecido,
contrariamente a los extranjeros de distinto credo, 2 de los cuales fueron trasladados a Huelva y, finalmente, los otros
2 restantes están en el cementerio inglés de Bella Vista –RT-
Hoy, Dia de Difuntos, sea motivo
–aunque triste- recordar a los protagonistas de una historia centenaria para
reflexionar y reconocer el fracaso de mi propia curiosidad, manteniendo la
ignorancia de lo que finalmente acaeció
sobre los restos de Márquez y Millán, cuando cesaron los enterramientos en Alto
de la Mesa.
Suponemos la exhumación y
traslado se efectuase hacia 1918 cuando el nuevo cementerio de La Dehesa sustituyó al
anterior ó, tal vez, las familias optaron por otra modalidad. Hipótesis al fin.
Distinta la visita al Cementerio
de Zalamea y encontrar en el
interior de un panteón familiar, a la izquierda del campo santo, la grabación
en tumba haciendo constar allí se encuentran los restos de John Gilbert, junto
a los de su hijo, que hace pensar fuese decisión de su viuda, previamente
informada del destino que pudiera dárseles, una vez se procediera a su
exhumación.
Todos desconocemos nuestro final
y, por tanto, también el minero Gilbert nunca pudo imaginar que la tierra que a
él le cubriría sería menos húmeda que la de su Inglaterra natal, pero aunque
seca, acogedora y fraterna es la que le da reposo ahora en la andaluza Zalamea,
lugar indudablemente amado por él.
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