miércoles, 4 de julio de 2012

Mr. PREBBLE Y LA COLONIA (XXX)


Contra nuestra intención, pocas cosas se han podido conocer de la gestión, como Director de la Mina, de Mr. Prebble, aparte de su empeño en reunir, bajo un “paraguas protector” a todos los británicos, en el paraje que a modo de acantonamiento o base militar, proyectaba para la colonia de empleados de dicha nacionalidad, en la Mina.

Intentando analizar su personalidad y, conocido el propósito que anteriormente se le atribuye, es quizás inevitable echar una mirada a la única fotografía que de él nos llegó, para que nuestra imaginaria probeta de ensayo mental,  muestre al individuo de ojos claros y fría mirada, con soberbio gesto, rictus de boca casi oculto por poblado bigote,  que imprime total seriedad a una inquebrantable voluntad. Su edad otoñal es palpable en la fotografía, destacando anudada corbata, sin apretar al cómodo cuello de la camisa, el cual podría ayudar, en ocasiones de enfado, para que la altanera voz saliese sin dificultad de ancha garganta.
Con omnímodo poder, por su cargo, muchos desearían no enemistarse con él.

Le cupo el honor de organizar y recibir en Rio Tinto al Rey D. Alfonso XII, cuando llegó desde Huelva, acompañado por el Presidente Matheson y séquito para visitar las Minas, el 2 de Marzo de 1882. Con dicha ocasión hay una curiosa referencia que hace notar Matheson a su hija en la que le escribe, desde la Mina, lo que parcialmente se  cita, como sigue:
 
“…salimos para el paseo de medianoche y montamos en un tren de 3 carros planos con bancos de jardinera, espalda con espalda, colocados sobre ellos de lado, fue hecho para mi cuando en mi última visita yo estaba cojo, solo que Mr. Prebble los había cubierto de toldos, arreglándolos para, exactamente no rozar el techo de las galerías subterráneas.
Fuimos al túnel principal y continuamos a 900 metros dentro de la mina, viendo las galerías las cuales están siendo cortadas a derecha e izquierda y continuando los trabajos tanto de noche como de día…” 

Aparte y, en otro orden de cosas, existe un documento (que recoge uno de los libros copiadores de cartas,  del antiguo Hospital de Rio Tinto, que tiene en su poder el Dr. Saldaña Manzanas)  donde el Dr. Sutherland Mackay, Director del Servicio Médico de RTCL, dirigía, en Marzo de 1883, a la Dirección, quejándose no haber tenido respuesta a la misiva que despachó a Mr. Prebble para que habilitase una casa en P. Umbría para enfermos. (ingleses, claro)

Posiblemente –y es  deducción personal- que Prebble, influenciado al escuchar por el relato que le hicieron sus compatriotas (él no era entonces Director y sí su antecesor Mr. Carr) sobre el incidente que llevó a cabo la multitud de trabajadores, cuando al regresar de dar sepultura a los damnificados por el luctuoso accidente del 9 de Diciembre de 1875, increparon a los británicos que asistieron al entierro, clamando por dar muerte a los mismos. En honor a la verdad, nada que ver en él,  ninguno de ellos, según quedó explicado en la Pag. XXVIII,  siendo varios los extranjeros que auxiliaron con presteza a las víctimas , individualmente y, asumiendo la Compañía los gastos de entierro y socorros a familiares. Quizás, pués, fue determinante la hostilidad percibida y considerada por Prebble, unida a su inclinación por implantar un sistema de “apartheid” semejante al que ya se practicaba en Africa del Sur, para apoyando la necesidad de viviendas, descrita en pag. anterior, obtener del Consejo, a través del Presidente,
la decisión que deseaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario