viernes, 24 de agosto de 2012

DESEADA DIMISION (AÑO 1899)

                                        DESEADA DIMISION (AÑO 1899)

Esperando queden atrás los tórridos días de este avanzado verano, confiamos  marche “la caló”,  haciéndonos deudores de actividades y costumbres que se vieron relajadas por las insufribles temperaturas.
Ilusionados, además,  porque el paso de las mismas sea menos riguroso, anima a retomar, entre otras cosas, situaciones y recuerdos que habíamos detenido a la espera de una mejora climática.

Por tanto,  este blog que sólo pretende unir piezas de inacabado puzler, cuyos pequeños trozos quizás configuren parte de la historia de Rio Tinto, se incorpora a su modestísimo relato, colocando pieza tras pieza del mismo, a veces, recurriendo a temas inherentes a la ciudadanía española en general, pero que subsumidos en ella, forman parte de  la comunidad minera de RT.

Así, aparcada –que no olvidada- la tragedia que supuso. el año anterior, la pérdida de los territorios caribeños y las Filipinas (1898) la sociedad española hubo de encarar, de nuevo, con amargura y rabia contenida, el Convenio de París de 1899 por el cual se vendían a Alemania las islas Marianas, Carolinas y Palaos por la suma de 17 millones de marcos, equivalentes a 25 millones de pesetas.
Tan dolorosa decisión fue propuesta por D. Francisco Silvela, Presidente del Consejo de Ministros y  refrendada por la Reina Regente, Dª María Cristina. (Gaceta de Madrid 164, pag. 905 de 13.6.1899).

robablemente, estas “decisiones ó asuntos de altura” no eran importantes para quienes, diariamente,laboraban en las profundidades de la mina a fin de obtener un salario, normalmente insuficiente, que allegar a sus familias. Más cercano a sus sentimientos, tal vez, prevaleciese un poso de tranquilidad al entender que a los posibles quintos, reclutados para el Ejército, al menos, no les tocaría marchar de guarnición a tan lejanos lugares
Más aún, el transcurso del tiempo que suele aliviar y hasta cauterizar heridas  de cuerpo y alma, desviando dolencias y relegándolas a motivaciones de más actualidad, era palpable que estas últimas iban sustituyendo a las anteriores,  ciertamente cruentas..
Por ejemplo, bálsamo para las innumerables preocupaciones,  pudieron ser las actuaciones realizadas en el teatro de La Rinconada (RT)  por la Compañía  de Zarzuelas que dirigían los Sres. Lorente y Lacarré y que más adentrado el verano de aquél 1899,  con el que finalizaba el siglo, pulía su arte escénico la Sta. Teresa Bordás procedente del Teatro “El Dorado” de Madrid.
Avanzaba el invierno y, trajo en su Navidad el agraciar con un premio de la tradicional lotería al entonces Alcalde, D. Bernabé Wert que había repartido participaciones entre el Director del circo, y personal artísitico, que a la sazón estaba instalado en Rio Tinto.
Pero los comentarios de aquel mes, final de año, que circulaba en Casinos, tabernas, trenes mineros, mercado de abastos, fuentes públicas y lavaderos, los acaparaba el rumor, propagado por… “la gente”, donde se aseguraba que Mr. William Rich, Director de las Minas, desde aquel aciago Año de los Tiros, había presentado su dimisión al Consejo y se esperaba marchase del distrito en fechas próximas.  
Si la rumorología era veraz, aquel Ingeniero de Redruth, cuya soberbia e incapacidad para escuchar los moderados consejos de su compatriota Mr. Osborn, que desataron la horrenda masacre, sería despedido con desprecio y  arrastrando el odio de una población que jamás olvidaría su reprobable protagonismo en los luctuosos sucesos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario