jueves, 30 de agosto de 2012

RIO TINTO, 1901 (CONTINUACION)

 Incontenibles sentimientos, muy arraigados en la Colonia británica de Rio Tinto, no pudieron ser contenidos, aflorando en el mismo día (22 DE Enero) que, por telégrafo, se conoció la luctuosa noticia del fallecimiento,  en Inglaterra,  de la Reina Victoria.
Las simpatías de admiración que había cosechado entre sus numerosos súbditos,  dispersos por todos los continentes, fueron constatados en  el Servicio de funeral religioso que le tributaron los empleados y familiares de la Compañía, en la Iglesia de Bella Vista,  a la que asistieron  en su integridad, siendo  oficiado por el Rdo. John Jeffrey
En otro orden de cosas y anécdotas acaecidas en RT, utilizamos la referencias que encontró, en sus consultas al periódico “La Provincia”, nuestro desaparecido amigo y compañero en la Oficina de Corta Atalaya, José Luis Dominguez Ramirez, en la que se daba cuenta de la intención gubernamental de gravar con un impuesto de 2 pesetas/ton la extracción de pirita ferrocobriza.
Creada una Comisión para defender la desproporción (?) de tal medida, sus componentes sostenían la convicción,de errónea interpretación en las esferas del Gobierno, por llegar a legislar sin una suficiente información sobre las propiedades de los minerales a los que afectaba el impuesto. A tales propósitos,  marchó a Madrid una nutrida representación de las diferentes Compañías mineras que operaban en la Provincia onubense, tales como, Compañía de Tharsis;  Huelva Central Cooper; Sociedad de Piritas de Huelva, S.A; Minas de San Pedro y Compañía de Buitrón. La delegación de Rio Tinto la componían, D. Guillermo Carlyle y D. José Elías Serrano.
Al parecer, dicha Comisión regresaba con resultados muy favorables a sus tesis e,  igualmente reconocida,  a la extraordinaria acogida dispensada por los Sres. Allende Salazar y Sitges, Ministro de Hacienda y Director Gral de Aduanas, respectivamente, una vez oídos los “razonables argumentos” esgrimidos por los comparecientes a quienes les preocupaba que semejante injusticia conllevara, como inevitable consecuencia, el despedir a gran numero de trabajadores.
Esas conclusiones siempre, siempre, fueron muy esgrimidas en infinidad de ocasiones, produciendo resultados contundentes difíciles de no ser contemplados.

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