Aunque tardío estudiante de la Historia de la Cuenca de Rio Tinto, me
causa singular interés, por variados motivos,
el municipio del que se desgajó el pueblo de la Mina , allá por 1841, como posteriormente lo hicieran,
Nerva (1885) y El Campillo, (1931) de la matriz zalameña.
Destejer el nudo
Zalamea-RioTinto; Zalamea-Nerva; Zalamea-Campillo, no es tan difícil, si damos
un repaso a los dos siglos anteriores al actual.
Históricamente sería más prolijo
y llevaría tiempo profundizar en los orígenes de Zalamea, con ausencia de
experimentado profesor que oriente vacilantes pasos de atrevido discípulo –como yo mismo lo soy-
cuya imprescindible docencia y subsiguiente aprovechamiento, resultarían
fecundos, sin duda.
Pero, ¿Cómo estudiar –sin antes
no descubrirse- ante las Reales
Ordenanzas, (¡pura Historia escrita¡) observadas por un pueblo de vida rural, que se esforzó,
incluso pagando, para ser libre en 1535, de un sistema medieval?
Se agradece a título personal,
como muy posiblemente lo harán todos los zalameños, el devenir de su antigua
historia, narrada con sencillez y veracidad por Domínguez Cornejo y Domínguez
Pérez de León, que nos entusiasma.
Nuestra incapacidad para
remontarnos a tiempos pretéritos, si bien con un innegable legado histórico muy
apreciable, nos obliga a limitar conocimientos y hacer que estos recaigan en una época más reciente, haciéndolos detener en personas cuyas
vivencias son llamativas de atención por la contribución que prestaron al
desarrollo de la sociedad mitad rural, mitad industrial, en la que les tocó
desenvolverse.
Y es que, a nuestro parecer,
existe una parcela, dentro de las complejas labores mineras
de Rio Tinto en la que “la mano
de obra” procedente de Zalamea, (similar a la abundante aportada por Nerva) tan
significativa fue en la concurrencia, no sólo de tantos mineros, como en los
interiores de los pozos sufrieron fatales accidentes, junto a compañeros de la
citada Nerva, Campillo, RT, etc. sino también, en los servicios auxiliares
imprescindibles para la extracción.
¿Es posible pasar de puntillas y
no reconocer la numerosa plantilla de operarios zalameños que nutrían los
Departamentos de la RTCL
en Central Eléctrica, Conservación Casas, Talleres, Tráfico, Servicios de
Lista, Médico, etc.?
Con alta valoración para todos
aquellos encuadrados en los repetidos Departamentos y,
por las circunstancias de mi
propia aproximación a su entorno, me permito incidir en el que atrajo común
atención en la zona: El Servicio Médico
de la Compañía
en el período de la gestión británica.
Se omite citar con detalle, por
razón de espacio y con la amplitud que merecen,
a los fundadores del repetido Servicio, Drs. John Sutherland Mackay y
Raymond Courteen, quienes comenzaron ardua
labor en las postrimerías de finales del XIX, demostrando su eficacia y
utilidad…..al servicio de la
Empresa , por supuesto, pero con reconocido beneficio,
igualmente, para trabajadores y familias
Queda algo más reciente la sucesión de los dos
anteriores, al frente del mencionado Servicio, con Dr.Robert Russell Ross
quien, como es sabido, detentó la
Jefatura desde 1889-1927, pudiendo deducir era la
personalidad central sobre la que giraba, por su cargo e idiosincrasia, el cuadro sanitario, parte del cual intentaremos
relacionar , seguidamente, de procedencia zalameña.
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