miércoles, 4 de julio de 2012

LA MINA Y LA COLONIA (XXXI)




Ya fuese impulsada, más o menos, por Matheson ó Prebble, el embrión de la futura colonia es incuestionable que  tuvo su origen en el trabajo.
De manera  que, el enclave que iría desarrollándose en el transcurso de los años se fue nutriendo de individuos, al principio solteros, que se alojaban en la posada y casas particulares del pueblo y al contraer matrimonio lo hacían  en las viviendas, más confortables, de Méndez Núñez, San Dionisio , Marín, etc.

En Rio Tinto iban “sonando” con frecuencia apellidos tan poco andaluces como: Newall, Cowell, Roediger, Anthony, Kennedy, Deiss, Hill, Gilbert, Fernan, Aikman, etc. algunos de ellos bastante jóvenes como para que, al término de jornada laboral, tuviesen la necesidad de reunirse e intercambiar, no sólo el diario devenir acaecido en los diferentes tajos, sino el deseo de ejercitarse físicamente en juegos deportivos, tan arraigados en Inglaterra.
 Para darles facilidades, la Compañía habilitaría una casa, en la calle Sanz del Pueblo para funcionar como Club social, dotándole de juegos propios de casino y bar .
Contaba la Sra, del Conserje, (a la cual llegamos a conocer, cuando despuntaba nuestra juventud), la cantidad de libros y periódicos que cada 15 ó más días, llegaban en el tren correo que subía de Huelva, procedentes del extranjero y eran colocados en una estancia que presidía un retrato de la Reina Victoria.
Posiblemente y sin entrar aún en funcionamiento dicho Club, algunos de aquellos muchachos gestasen, al practicarlo en el duro y rojo terreno de Rio Tinto, el importado juego de foot-ball, corriendo, con inusitado vigor, tras una bola confeccionada con trapos que se negaba a botar, pero algo de atractivo encanto debía ejercer, porque no fueron pocos los autóctonos que participaron, con los ingleses, en aquél deporte. Actualmente y, andando los años, “parece” que conocemos mejor esa herencia.

De vuelta a la conformación de la colonia y basándonos en la fotografía de Bella Vista,( que tiene toda la pinta de estar datada en los últimos años del XIX ó principios del XX) visualizamos el lugar, que de forma agreste y sin dar mínima  opción al tímido brote de planta alguna, ya daba vida, dificultada todavía, por las calcinaciones de las “teleras”,  que no cesarían su labor de tostación mineral hasta bien entrado el año 1907


No obstante, además de la Casa Grande, estaba instalado el Club de madera con el que la RTCL había concurrido en 1883 a la Exposición de Madrid y aprovechado en Rio Tinto para idénticos fines como el primitivo que todavía seguía funcionando en la Mina abajo, pero claramente perceptible el allanado campo para deportes, sobre los escoriales

Quedaban todas las edificaciones, a la izquierda de la Casa del Director (según la vemos en la fotografía) en la cual siempre estuvieron colocadas dos astas, una para que ondease la bandera española y en la otra la británica esta última muy correspondida por extensión en el resto de las viviendas, especialmente el dia 24 de Mayo de cada año, cumpleaños de la Reina y otros, de significativa importancia,  para los habitantes de la Colonia.

1 comentario:

  1. Es interesantísimo, Pedro. He estado viendo la información del cementerio ( enterramientos, enfermedades que provocaron
    las muertes, etc, y es muy curiosa). Magnífico trabajo. Lo iré leyendo poco a poco. Un abrazo Maitete

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