En páginas anteriores se apuntó los estragos que produjo en el antiguo archivo, cercano al actual Bar La Fábrica, el desgraciado incendio que arrasó gran parte de documentos y, entre ellos, la colección de la Gaceta de Madrid. A ese otro, es obligado añadir el estado de tremendo deterioro, en que se halla el profanado y expoliado Cementerio británico de Bella Vista. La irracionalidad cometida en el mismo, semejante al ocurrido en el antiguo de Naya, reprobable parangón guarda con la repulsa social que ante hechos delictivos, recae.
No seríamos sinceros tratando de silenciar la impotencia que promueve la impunidad, de los gravísimos delitos, de que disfrutan sus ignorados autores que, sabedores de la benignidad de que son consideradas sus fechorías, tal vez, pavoneen su encubierta “prohombrada” ante las narices de la autoridad que, caso de descubrirles, estaría llamada a dictar la más justa de las condenas. Pero al margen de los sentimientos que pueda abrigar cualquier persona honrada, por nuestra parte, cumpliendo con los propósitos de este Blog dedicado a los recuerdos, deseamos reactivar, en lo posible, la memoria de lo que “contenía” aquél bonito jardín/cementerio que, además, contaba con el enterramiento más antiguo que se daba en Rio Tinto, al haber desparecido por traslado a la cercana barriada de La Dehesa, el antiguo de Alto Mesa, ya que el nuevo camposanto data de 1918, aproximadamente.
Mas gráfico que lo descrito, pueden resultar los dos apuntes que se adjuntan, sólo referido a los súbditos ingleses que fueron sepultados, próximo al barrio que los mismos habitaban. Si bien ese cementerio de Bella Vista, también dio sepultura a protestantes españoles, estos quedan fuera de un estudio que, personalmente, ha estado proyectado atendiendo al fenómeno colonial.
Quizás, el más antiguo enterramiento al que hacemos referencia, sea el ordinal 24, perteneciente al súbdito alemán, Federico Carlos Fernando Nielsen y Carstens, joven ajustador nacido en 1856 en Friederisshastadt (Alemania) casado civilmente, con la valverdeña, Francisca Hidalgo Palanco, de 27 años de edad. Tenían un hijo, Juan Enrique, nacido en Valverde (Hva) y contaba 5 meses cuando su padre falleció el 24.8.1877 a consecuencia de fiebres tifoidea. El profesar la fe protestante, posibilitó su inhumación en el repetido Cementerio de Bella Vista. Un entonces joven ingeniero, de 27 años llegado recientemente a Rio Tinto, Neil Kennedy, compareció ante la autoridad judicial para testificar el óbito.
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